lunes, 27 de julio de 2015

EL INICIADO

El sonido de las olas rompiéndose en la orilla. Las gaviotas volando bajo el inmenso cielo azul. La brisa, suave pero refrescante, soplaba revolviendo la arena sutilmente. Se lavó las manos en el mar repetidas veces, aunque sabía de sobra que de nada serviría: la sangre permanecería tatuada en su ser para siempre. Finalmente, se dejó caer de espaldas en las tranquilas aguas, permitiendo que el agua salada le aclarara las ideas, que el rey de los océanos le dijese lo que tenía que hacer.

Una pista, pensó para sus adentros.


Cuando por fin no le quedó más aire en los pulmones, decidió que era hora de regresar a la superficie. Tragó una gran bocanada de aire fresco, que en ese momento le supo a vainilla y chocolate.

— Como los helados que comía con mamá. Mamá... — susurró para sí, al tiempo que un profundo sentimiento de tristeza se apoderó de sus pensamientos. Ya no volvería a ver a su madre. Ya no volvería a ver a su hermana. Ya no volvería a salir con sus amigos, a molestar al perro del vecino, a despertar al abuelo en plena siesta. Ya no volvería a ser el mismo. Dejaría de ser él. Ya no era él.

Se secó una lágrima fugaz con el dorso de la mano y acto seguido dio varios golpes sobre la superficie del agua, como queriendo liberar toda la frustración que tenía acumulada.

— ¡Eh! — exclamó una voz detrás de él —. Tranquilo. El agua no tiene la culpa, ¿sabes?

Se dio la vuelta alarmado para encontrarse a una joven en la orilla, con los brazos cruzados y una mueca divertida pintaba en la cara. Era esbelta, rubia y de rostro aniñado. Como primera impresión, la chica era preciosa.

— ¿Quién eres? —  se tensó, dejando que sus instintos animales salieses a la luz. Sin saber de dónde había salido, dejó escapar un gruñido gutural; a él le había sonado aterrador.

La joven soltó una risita burlona y se encorvó. Acto seguido, saltó. ¿Dónde se había metido? Sintió que unas fuertes manos lo agarraban con firmeza por los hombros, lo elevaban un metro del suelo y lo hundían otra vez en las frías aguas del mar. Se agitó todo lo que pudo, en vano. Abrió los ojos y vio a la joven riéndose a carcajadas. El sol desprendía destellos dorados de sus cabellos, y por un momento, aquella situación no le pareció tan mala.

Lo soltó por fin, permitiéndole ponerse en pie.

— ¿Que quién soy? —  se burló Ricitos de oro —. Soy como tú.

—  ¿Como yo? —  aquella afirmación le pareció descabellada, pues, ¿quién era él, en primer lugar? —  ¿Quieres decir que...?

—  Sí. Hay más como tú. Como nosotros.

Se le iluminaron los ojos. Más como nosotros. Quería saber más. Necesitaba saberlo.

—  ¿Qué somos? —  preguntó, preparado para el duro golpe de la verdad.

— Te lo contaré en cuanto lleguemos a la Cueva de las Ánimas — el rostro de la joven cambió radicalmente; la seriedad dominaba ahora su ser — ¿Tienes el alma?

Se había olvidado por completo del alma de Tarah, escondida en un bolsillo de su chaqueta, tirada sobre la arena de cualquier manera.

—  Sí. Está en mi chaqueta.

— Bien. Andando —  salió del agua tan rápido como había entrado y, sin detenerse, exclamó: ¡Vamos! Antes de contarte nada, tienes que iniciarte.

—  Pero, ¿me dirás por lo menos tu nombre?

— Roxanne.

— Yo soy... —  pero no recordaba su propio nombre.

—  Tranquilo. Se te dará un nuevo nombre cuando lleguemos.

Primera parte del relato: Apertura, de Emily B. Rose
Lee también las otras respuestas que conforman este pequeño proyecto comunitario:

0. El cementerio de lo fantástico (entrada informativa)
1. Apertura - Emily B. Rose
2. El iniciado
   2.1. El iniciado (I) - Victoria Prince
   2.2. El iniciado (II) - The Crazy Writter
   2.2. El iniciado (III) - Angellica L'Arc en Ciel
   2.4. El iniciado (IV) - Emily B. Rose
3. El maldito
   3.1. El maldito (I) - Angellica L'Arc en Ciel
   3.2. El maldito (II) - Victoria Prince
   3.3. El maldito (III) - The Crazy Writter
   3.4. El maldito (IV) - Emily B. Rose
4. Desmentiras
   4.1. Desmentiras (I) - The Crazy Writter
   4.2. Desmentiras (II) - Angellica L'Arc en Ciel
   4.3. Desmentiras (III) - Victoria Prince
   4.4. Desmentiras (IV) - Emily B. Rose

6 comentarios

  1. Oish, que inesperada la playa y la muchachilla, que no se porque pero me la he imaginado como la tipica niña psicopata homicida... pero tras releerlo mejor, no es para tanto jajaja

    ¿A donde iran? ¿Que haran con el alma de Tarah? ¿Conoceran a mas de su "especie"? Todo esto y mucho mas en la proxima entrega, en mi blog, estad atentos.

    Un saludin y perdon por el spam ;)

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    Respuestas
    1. Querido, lo he leído con voz de telediario xDD

      Pues me alegra que te guste, y sí, en un principio la chica iba a ir en ese plan, pero luego fue como "naaah", y me quedó una cosa bipolar e intermedia xDDD

      Estoy deseando leer la continuación que le darás a este relato :)

      Un saludo, hermanito cuervo :)

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  2. Ha sido genial, mi querida Victoria, épico, trepidante y sin duda muy bueno. De verdad, estoy encantada con esta continuación. Felicidades.

    Un frío beso de mamá cuervo,

    Emily

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  3. Je je je me ha gustado la chica que le pega la paliza al chico ;P Me la imaginé con la mirada de una de las tipas de Shiki, pero está muy guay^^ y me ha encantado que todo sucediera en la playa *^*

    Un beso enorme de tu hermanita cuervo :)

    Angie

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  4. Hola: es un relato muy interesante. Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho la variedad de temas que tratas en relación con los libros. En este momento tengo un blog dedicado a los jóvenes y nuevas tecnologías que te invito a visitarlo: http://cativodixital.blogspot.com.es/ . Si quieres seguimos en contacto. Yo ya me hice seguidora de tu blog.

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  5. Holaaa, participo en la iniciativa seamos seguidores y veo que tu tambien pero no encuentro la entrada, asi que si no te molesta te dejo aquí el link de mi blog.
    http://librostintamagica.blogspot.com.es/
    Besitossss :))

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