sábado, 25 de octubre de 2014

Y LA SERPIENTE SALIÓ DEL TARRO

Cuando por fin había conseguido encerrar a la serpiente en un lugar seguro, va y se escapa. Cuando por fin pude respirar tranquila, sin preocupaciones aparentes, sin temor, sin humo; va y aparece de nuevo en mi vida.


Maldito humo. ¡Cruel desgracia!

El humo nos ciega, nos debilita, nos vuelve desconfiados. El humo nos hace ver cosas que no son; somos agresivos, estamos todo el día de mal humor y hacemos daño.

Maldita serpiente, yo te pregunto: ¿Por qué? ¿Por qué has vuelto? Estaba muy bien sin ti. Vuelve al tarro, te lo suplico, vuelve.

Y la serpiente, riéndose, me miró a los ojos, diciéndome que por ahora se iría; pero cuando menos me lo espere volverá a salir.


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Maira Gall